La culminación
del iluminismo y el fin del racionalismo dogmático, es decir, el fin de aquella
corriente de pensamiento que suponía que mediante el empleo exclusivo de la
razón, de sus conceptos y principios, y de sus reglas de funcionamiento se
podía obtener conocimiento de los objetos puramente inteligibles, y se podía
alcanzar, en general, conocimiento de objetos cualesquiera, sin que fuera para
ello necesario recurrir a los sentidos.
Guiado por la
investigación de estos problemas del conocimiento, Kant desarrolló la filosofía
transcendental, con la que llegó a una profundidad nunca antes alcanzada en la
exploración de los fundamentos del pensamiento y de las fuentes de la conciencia,
y de las leyes primeras que rigen el universo sensible y le dan su peculiar
modo de ser. Al explicar cómo es que productos de la mente, tales como, por
ejemplo, la matemática, se aplican necesaria y universalmente a los objetos,
que son productos de la naturaleza, dio una fundamentación filosófica a la
física de Newton y, en general, a las ciencias naturales.
El mundo de los
fenómenos obedecía a las leyes de la razón matemática tanto como obedecía a
esas mismas leyes el mundo que estaba detrás de las apariencias fenoménicas,
que era el mundo donde residía el fundamento de estas. Más todavía: el
conocimiento obtenido por medio de la observación y de los sentidos resultaba
ser un conocimiento confuso; si se lo reducía a la debida claridad y distinción,
se volvía un conocimiento puramente racional, pero entonces sus objetos
resultaban ser entidades metafísicas solo accesibles a la razón pura.
Como se trata
de establecer si son validas las pretensiones de conocimiento que postula la
razón pura, reduce su examen de esta solamente a aquello en lo que esas pretensiones
de conocimiento se expresan a los juicios. Como son juicios enunciados por la
razón pura, son independientes de la experiencia, a estos juicios
independientes de toda experiencia los llama Kant juicios apriori, y como son
juicios en los que no solamente se explican conceptos, sino que se enuncia algo
acerca de los objetos, y en ellos se pretende alcanzar conocimientos nuevos,
estos juicios no son meramente analíticos, sino sintéticos.
Peguntarse como son posibles esos juicios significa dos cosas en primer
lugar, como es que se puede unir, en ellos, el sujeto y el predicado, cual es
el fundamento que hace valida la síntesis de unos y otros conceptos en estos
juicios Ya hemos visto que los empiristas sostenían que ese nexo sintético se
basaba solamente en la imaginación. En segundo lugar, la pregunta se refiere a
cómo puede ser que esos juicios sean juicios cognoscitivos, es decir, como es
que esas estructuras lógicas construidas con independencia de la experiencia
(es decir, construidas apriori) se refieran, sin embargo, a objetos de la
experiencia.
Kant inventa un sistema que supera la
discusión y oposición, de la filosofía anterior a él, en torno a si el sujeto
obtiene el conocimiento del objeto a través de la razón: racionalismo, o de los
sentidos: empirismo. La pregunta de Kant, a diferencia del racionalismo y el
empirismo, no es qué se conoce; sino ¿cómo el sujeto conoce el objeto? o ¿cuáles
son las condiciones que hacen posible que al sujeto conocer el objeto?.
Según Kant el objeto no aparece ni se
muestra tal como es en sí mismo al sujeto. Lo que ve el sujeto es la forma en
que el objeto se manifiesta ante él. Dicha forma está sujeta a las
representaciones de la subjetividad, en las que se incluyen tanto los sentidos
o las intuiciones como el entendimiento o la razón, ósea que no es un
conocimiento puro del objeto (depende de los ojos del que mira).
Significa que el conocimiento es relativo
dependiendo de quién lo ve, porque cada quien ve lo que puede ver, y así el
objeto visto es variable. Entonces el mundo objetivo o real no es reflejado
pasivamente por el sujeto. Que el sujeto conozca al objeto implica subjetividad,
produciendo y dando forma a lo que conoce del objeto. De este modo, el sujeto
sólo puede conocer lo que cae dentro de su estructura cognoscitiva, constituida
por la unión de lo sensorial y lo racional. Fuera de la conciencia, el objeto
es desconocido. La relación entre sujeto y objeto planteada por Kant es
sustantiva y de exterioridad. La pregunta aquí no es de qué están hechos uno y
otro sino de qué manera el sujeto se apropia y forma en su conciencia el
objeto. Immanuel Kant . (2007). Critica de la razón pura . Argentina: Colihue
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